Texto Narrativo
Última modificación por: Redacción ejemplosde.com, año 2021
El párrafo narrativo es un conjunto de ideas, un bloque o segmento de un texto narrativo o literario. Lo importante del párrafo narrativo es que cuanta los sucesos, acciones o situaciones una a una para narrar la historia completa del texto.
El párrafo narrativo es aquel que narra o relata una sucesión de hechos, acciones o situaciones que realizan personas o animales, asimismo, las circunstancias que rodean a esas acciones o hechos que ocurrieron o que están por ocurrir. Los párrafos narrativos pueden tratar acerca de esas acciones que hizo o hace una persona real o un personaje ficticio.
Recordemos que los párrafos son es un conjunto de ideas escritas que transmiten un mensaje total o general; estas ideas se redactan en cada oración ordenada dispuesta a lo largo del párrafo.
Características del texto narrativo:
- Se debe enfocar en la cronología de las acciones o situaciones que van sucediendo en la historia, es decir que debe ser un párrafo de tipo cronológico indicando así que pasó primero y qué después.
- Es de progresión continua.
- Como cualquier otro tipo de párrafo debe contar con los debidos signos de puntuación; ya sea, las comas, puntos y comas y puntos y seguidos. Esto será lo que permitirá que se entiendan las ideas de cada una de las oraciones que lo conforman.
- La longitud del párrafo no es una sola o una básica, más bien dependerá de las situaciones que se vayan a redactar, pero se recomienda que para que sea un párrafo correctamente redactado es que tenga un mínimo de seis renglones.
- En un párrafo narrativo los elementos presentes serán los sujetos que realicen acciones (personas o animales) y el o los lugares donde se desarrollen dichas acciones.
10 Ejemplos de párrafo narrativo:
- “Antes de salir del hospital, mi hermana Ana y yo decidimos pasar por la oficina del jefe de consulta, y él muy amablemente nos recibió. Ana le dejó una nota a mi madre en el buró al lado de su cama para que cuando ella despertara supiera por qué tuvimos que salir tan rápido del hospital. El jefe de consulta dijo que nos escucharía atentamente, pero pasó todo el tiempo mirando su celular y el reloj; parecía que solo le importaba que saliéramos de ahí cuanto antes. Sin embargo, no logró hacernos enojar y continuamos diciéndole lo que queríamos y debíamos hacerle saber. Entonces, Ana comenzó a decirle que no podríamos pagar la cuenta del hospital…”
- “Hoy fue el primer día de escuela. Mi padre me llevó hasta allí con la hora rozándonos las espaldas. Él me apresuró como pudo pero yo realmente no quería levantarme ese día. Sin embargo, después de mucho renegar decidí salir de la cama. Me preparé, desayuné y cogí todos los libros y cuadernos que debía llevar. Cuando por fin llegué, entré al salón que me indicaron los directivos. Fue en ese momento en que sentí que algo de mi vida había cambiado para siempre, yo era otro, yo estaba creciendo sin remedio. Dentro del salón, varios hablaban, otros miraban hacia la ventana con nostalgia, y yo veía mi reflejo en esas mismas ventanas pero a mí me embargaba el coraje por no ser otra persona. Cuando llegó el profesor, él se encargó de hacernos hablar en contra de nuestra pereza…”
- “Les contaré la historia de mi vida. Todo empieza con mi adolescencia en Sevilla. Mi madre tuvo que tenerme aun en contra de su voluntad. Mi padre era un pelado de uno de los peores barrios a la redonda. Yo era el típico gilipollas que jamás quiso estudiar, tampoco laborar. Un maldito día conocí al Romero; era un tipo de buen porte y de dinero a manos llenas. Él me metió en el negocio de las drogas duras, de esas que se mueven bien por todo el mundo sin peros, de esas que yo ya aprendí a preparar. Luego otro maldito día conocí a la Loli; muñequita abochornada pero virgencita. Con ella tuve mi primera relación sexual, a ella le di mi corazón imbécil de adolescente sin vergüenza. Pero un doblemente maldito día, ella decidió largarse con su familia a Madrid y no volví a verla. Yo, el peor tipo que yo mismo he conocido, solo pude llamarle de vez en cuando a su tía para que fuera ella quien me contara lo poco que sabía de la Loli…”
- “Por cierto, en el pasillo me encuentro con un simpático japonés que lucha a brazo partido con la máquina de hielo. Déjeme usted que le ayude, amigo mío. Estas máquinas son inventos del demonio. Mi amigo regresa a su habitación con los cubitos de hielo envueltos cuidadosamente en una toalla de baño. De la máquina de cerveza saco una cerveza. De la máquina de chocolatinas no saco nada. De vuelta en mi cuarto me tumbo otra vez sobre la moqueta azul, y cuando la inquietud de las grapas desaparece me duermo tranquilamente, como una patrulla agotada duerme sin remedio en mitad de la jungla...”
- “Primero pasaron por aquí las mujeres con sus rebozos, luego los hombres con los tambores; traían un tambor en una mano y en la otra una especie de palo muy grueso con sonajas pegadas. Después de unos cuantos minutos pasaron por mi calle los niños que cantan en el coro todos los domingos; los reconocí porque en primera fila estaba Gerónimo mi amiguito. Al cabo de otros cinco minutos pasaron unas hermosas mujeres vestidas de arlequines y gitanas; bailaban y cantaban tan hermosamente que me quedé perdido en la ventana mirándolas fijamente. En medio de todo el espectáculo había olvidado mi taza de café al lado mío. Éste se había derramado y mojó al gato, quien me miraba con el más grande odio posible en un gato. Y eso no es poca cosa jamás…”
- Ningún escritor, tal vez, ha creado personajes femeninos tan fascinantes y complejos como el gran dramaturgo escandinavo Jorgen Lovborg, conocido por sus contemporáneos como Jorgen Lovborg. Atormentado y amargado por sus lancinantes relaciones con el sexo opuesto, legó al mundo personajes tan diversos e inolvidables como la Jenny Angstrom deLos patos abundantes y la señora Spearing de Las encías de una madre. Nacido en Estocolmo en 1836, Lovborg (originalmente Lovbörg, hasta que, en sus últimos años, quitó los dos puntos sobre la o para ponérselos encima de las cejas) empezó a escribir obras teatrales a la edad de catorce años. Su primera obra representada, puesta en escena cuando contaba sesenta y un años, fue Los que se retuercen, que provocó división de opiniones entre los críticos, si bien la crudeza del tema (caricias furtivas a un queso) hizo enrojecer a los públicos conservadores. La obra de Lovborg puede dividirse en tres períodos. En primer lugar la serie de dramas que se centran en la angustia, desesperanza, temor, pánico y soledad (las comedias); el segundo grupo cuyo tema es la transformación social (Lovborg contribuyó de modo importante a conseguir métodos más seguros de pesar los arenques); finalmente, se cuentan las seis grandes tragedias escritas justo antes de su muerte, en Estocolmo, en 1902, cuando se le desprendió la nariz debido a la tensión”
- “Camila se sentó en la silla cercana a su escritorio de madera. Se acercó una tasita rosada en la que siempre acostumbra tomar el té de limón con jengibre. Ella olió el té y comenzó a pensar en su pasado; estaba lleno de sombras y desdicha. Tomó entonces la pluma y la hoja de papel y comenzó a escribir algunas oraciones sin sentido; todo para que no se le escapara lo que constituía su pensamiento. Luego, pausadamente, dio un sorbo corto a la taza; el té estaba justo en el punto medio que a ella le gustaba. Cuando iba a retomar la escritura el teléfono sonó, pero Camila no fue a atender el llamado, sino que continuó cavilando sobre el pasado. se preguntó de pronto; ¿será alguien de mi pasado el que llama a esta hora?, ¿será precisamente alguien que va a recordarme algo de mi pasado?, pero el teléfono sonó de nuevo, y ella sí respondió esta vez…”
- “La sigo borracho por el aeropuerto Narita cargado con maletas, pero ella va puesta de bengalas y corre como un demonio y yo estoy bajando de un GPG y los pasillos de Narita están cubiertos de brillantes lectores luminosos quetransportan versos de Kafu en seis idiomas… Ella se va haciendo más y más pequeña, mientras se acerca al final de un pasillo que seguramente no es más que el principio de otro. El ruidito de sus zapatos se hace un sitio, dios sabe cómo, entre todos los ruidos del aeropuerto. Es más, si uno se empeña en oírla andar, apenas es posible oír otra cosa.”
- “La clase de arte comenzó a las once de la mañana. El profesor nos pidió dividirnos en equipos de cinco personas y nos dio las indicaciones siguientes: deben elegir un tema por equipo, en su cuaderno escribirán cuatro oraciones cada quien y al final las tendrán que exponer al grupo. Luego nos dijo la última actividad en la que cada persona del equipo debía escribir un pensamiento acerca de nosotros mismos; cómo nos describíamos cada cual o qué nos definía como seres humanos. Después de escribir el pensamiento de cada integrante del equipo debíamos hacer un avión de papel con ese pensamiento y salir del aula para lanzarlo por el aire hasta contemplar a dónde iba a parar. Al final el profesor parecía contento y nosotros nos sentimos relajados y comprendidos por nosotros mismos”
- “Después se viste deprisa porque tiene un hambre terrible. Mientras hacemos cola en la puerta de un sushi bar, me cuenta que a veces tiene miedo de no volverme a ver y que ese miedo le hace estar sola, aunque yo esté en la misma habitación, sentado delante del televisor, con una cerveza en la mano. Luego ella dice: Yo no estoy en Tokio todo el tiempo; estoytambién en las ciudades en las que he estado antes y en las ciudades en las que estaré luego. Tú en cambio estás en Tokio como si no hubieras estado nunca en otro sitio.”