Oraciones De La Noche
Última modificación por: Redacción ejemplosde.com, año 2021
Las oraciones de la noche, también llamadas oraciones nocturnas, tienen el objetivo de ser ofrecidas a Dios como último pensamiento del día. Así como las oraciones de la mañana muestran que Dios es el primer pensamiento que se tiene, al momento de acostarse por la noche, es indispensable que se le ofrezca el último pensamiento a Dios por todo lo vivido durante el día. Con la oración de la noche podemos pedirle y confiarle a Dios que nos permita descansar y disfrutar de la paz del sueño sin pecado, para así, despertar y vivir un día más en armonía y perfecta unión con Dios.
Las oraciones de la noche sirven para agradecer a Dios por las experiencias, la guía y el amparo que nos brinda durante todo el día; también porque nos permitió llegar salvos hasta la hora de descansar en nuestros hogares con nuestras familias, seres queridos. De igual manera, por la noche antes de dormir es importante la oración porque nos permite sentir plenitud y paz por las buenas acciones que hicimos: si nos esforzamos por nosotros mismos, por los demás y por Dios. O, en caso contrario, si las acciones fueron malas, entonces la oración nocturna nos da la oportunidad de hablar con Dios, y dedicarle nuestra honestidad y arrepentimiento para después poder pedirle perdón con total sinceridad.
Al momento de decir las plegarias nocturnas debemos examinar nuestra propia conciencia y ser sincero con nosotros y con el Padre. Después de haber reconocido todo lo realizado durante el día lo más importante es pedir perdón a Dios con todo nuestro corazón. Por otra parte, las oraciones pueden ser dirigidas hacia Dios, todos los santos, la virgen María, o cualquier otra virgen, al ángel de la guarda y en honor de la Santa Cruz.
Lo que debemos incluir antes y durante las oraciones nocturnas es lo siguiente:
- Los pensamientos que se tuvieron durante todo el día. Si caímos en un pensamiento maligno o negativo hacia nosotros o los demás.
- Las palabras o todo aquello que se dijo. En este punto es prudente incluir los gritos, ofensas, insultos, injurias, prejuicios, chismes, etc., los cuales atacaron a otros, a nosotros o a Dios.
- Todas aquellas acciones que se realizaron. Es necesario recordar todas aquellas obras, ya sean buenas o malas, que hicimos durante el día y pedir perdón por ellas. Reconocerlas ante Dios nos permitirá sentirnos más aliviados, y nos hará conscientes de lo mucho que debemos esforzarnos para ser mejores seres humanos. Dichas acciones pueden ser: no haber asistido a misa, haber cometido desobediencias, hurtos, miradas con lujuria, excesos en bebida, comida, etc.
15 Ejemplos de oraciones de la noche:
Los ejemplos que se verán a continuación pueden ser practicados tanto por niños como por adultos:
- Padre Nuestro, Ave María, Credo.
“Ángel de Dios, ángel de Dios: ya que la soberana piedad a ti me encomendó, ilumíname, rígeme, guárdame y gobiérname en esta noche.
Amén.
Visita, Señor, esta habitación y ahuyenta de ella todas las asechanzas del enemigo. Estén aquí tus santos Ángeles, que nos guarden en paz, y tú danos tu santa bendición, por los méritos de Cristo nuestro Señor.
Amén”.
- “Dios mío, Jesucristo. Te doy gracias por todos los beneficios que has dispensado en este día. Te ofrezco mi sueño y todos los momentos de esta noche y te pido me conserves en ella sin pecado. Por esto me pongo dentro de tu santísimo Costado y bajo el manto de mi Madre, la Virgen María. Asístanme y guárdenme en paz los santos Ángeles y venga sobre mí tu Bendición”.
- “Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, creador, Padre y Redentor mío; por ser tú, quien eres bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de tu Divina Gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta”.
- “¡Jesús amado! acaba el día; gozoso dejo ya mi labor: Y antes que tome grato reposo, postrado pido celeste don: dame, bien mío, tu bendición.
¡Amor Divino, Sacramentado! Siento al mirarte mi pecho arder: A tal Grandeza, la frente inclino; te adoro, y juro tu esclavo ser.
¡Oh! sí pudiera yo sin descanso pasar la noche juntó a tu altar, en las que siempre tan solitario, por amor mío te veo estar.
Más ¡tú me privas, de tanta dicha! Pues, compasivo te oigo decir: ve a tu reposo, yo te bendigo. Sin penas duerme. Velo por ti
¡Me voy! más antes, dueño adorado, dejarte quiero mi corazón, dentro del tuyo, tenlo guardado, y allí se abrase por ti, mi amor. Muy buenas noches tengáis, Señor."
- “Te adoro Dios mío. Te amo con todo el corazón, te agradezco el haberme creado, el haberme hecho cristiano y el haberme conservado en este día.
Perdóname el mal que hoy he cometido y si algún beneficio he hecho, acéptalo. Concédeme el reposo y libérame de peligros. Que tu gracia sea siempre conmigo y con todos mis seres queridos.
Visita Señor, esta habitación: que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros.
Amén”.
- Oración a nuestro Señor Jesucristo.
“Omnipotente, Verbo del Padre, perfecto por excelencia, Jesucristo, tú que por tu misericordia infinita nunca abandonarás a tu servidor, sino que reposas siempre en él. Jesús, buen pastor de tus ovejas, no me entregues a los ardides de la serpiente seductora, ni me dejes a merced de Satanás, porque el germen de corrupción está en mí. Por lo tanto, Señor Dios, ante quien nos prosternamos, Jesucristo, rey santo, consérvame durante mi sueño por tu luz inextinguible, por tu Santo Espíritu, con el cual santificaste a tus discípulos.
Oh Señor, concede a tu indigno servidor, tu salvación en mi lecho. Ilumina mi mente con la luz de comprensión de tu Santo Evangelio, mi alma con el amor de tu Cruz, mi corazón con la pureza de tu Palabra, mi cuerpo con tu Pasión impasionada. Preserva mi pensamiento con tu humildad y estimúlame oportunamente para glorificarte, pues tú eres supremamente alabado con tu Padre coeterno y el Santísimo Espíritu por siempre.
Amén”.
- “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gloria a ti, nuestro Dios, gloria a ti.
¡Oh, Rey celestial!, consolador, espíritu de la verdad, que estás en todas partes y que llenas todo.
Tesoro de bien y dispensador de vida.
Ven y habita en nosotros, y purifícanos de toda mancha y salva nuestras almas, ¡oh, bondadoso!
Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal, ten piedad de nosotros (repetir 3 veces).
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos. Amén.
¡Oh, Santísima Trinidad!, ten piedad de nosotros. Señor, perdona nuestros pecados. ¡Oh, soberano!, absuelve nuestras transgresiones; ¡Oh, santo!, mira y sana nuestras debilidades por tu nombre. Señor, ten piedad (3 veces).
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Vénganos tu Reino, hágase tu voluntad como en los cielos así en la tierra. El pan nuestro substancial, dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas, como perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del maligno. Porque tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria.
Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y en los siglos de los siglos.
Amén”.
- Oración a Dios Padre.
“Oh Dios eterno y Rey de toda la creación, que te has dignado conservarme hasta esta hora. Perdóname los pecados que he cometido hoy con acciones, palabras y pensamientos, y purifica, Señor, mi humilde alma de toda la impureza de la carne y del espíritu.
Concédeme, Señor, que duerma en paz esta noche, para que cuando me levante de mi humilde lecho pueda complacer tu santísimo nombre todos los días de mi vida, derribar y conquistar a los carnales y descarnados enemigos que me combaten.
Líbrame, Señor, de los pensamientos vanos y las concupiscencias perversas que me manchan. Porque tuyo es el Reino, el Poder y la Gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y en los siglos de los siglos.
Amén”.
- “Oh Señor, Dios nuestro, en tu bondad y amor a la humanidad, perdóname todos los pecados que he cometido hoy de palabra, acción y pensamiento. Concédeme un sueño apacible y sereno. Envíame tu Ángel Guardián para protegerme y defenderme de todo mal. Porque tú eres el salvaguardia de nuestras almas y cuerpos, y a ti te rendimos gloria, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y en los siglos de los siglos.
Amén”.
- “Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, buenas noches, Padre Dios.
Gracias por todas las gracias que nos ha dado tu amor; si muchas son nuestras deudas, infinito es tu perdón. Mañana te serviremos, en tu presencia, mejor. A la sombra de tus alas, Padre nuestro, abríganos. Quédate junto a nosotros y danos tu bendición.
Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, buenas noches, Padre Dios.
Gloria al Padre omnipotente, gloria al Hijo Redentor, gloria al Espíritu Santo: tres personas, sólo un Dios.
Amén”.
- “Oración a la Santísima Madre de Dios.
Oh Madre Benigna del buen Rey, Purísima y siempre Bendita Deípara María. Derrama en mi alma apasionada la gracia de tu Hijo y nuestro Dios y guíame por tus oraciones en el cumplimiento de las buenas obras, a fin de que pase sin pecado el curso de mi vida y obtenga el Paraíso, por tu intercesión. Virgen Deípara, Única, Purísima y Bendita.
Amén”.
- “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios.
Amen”.
- “Ángel de Cristo, Santo Guardián y Protector de mi alma y de mi cuerpo, perdóname todos mis pecados de hoy. Líbrame de todos los ardides del enemigo, para que no encolerice a mi Dios con ningún pecado. Ruega por mí, pecador e indigno servidor, para presentarme digno de la bondad y misericordia de la Santísima Trinidad, de la Madre de mi Señor Jesucristo, y de todos los Santos.
Amén”.
- “Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz. Haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén”.
- “Oh Señor, Dios nuestro, en quien creemos y cuyo nombre invocamos por encima de todo nombre.
Concédenos preparándonos para el descanso del alma y el cuerpo, y guárdanos de todas las tentaciones y ocultos placeres.
Detén la rebelión de las pasiones y apaga el ardiente cuerpo.
Concédenos vivir castamente de palabra, para que adquiriendo una vida virtuosa y heroica, no desertar de tus prometidas bendiciones.
Ya que tú eres Bendito para siempre.
Amén”.